Vivimos a diario en la empresas con situaciones o personas conflictivas, y muchas veces no sabemos como enfrentarlas, pues aqui te doy algunas alternativas de solución para que las apliques, luedo de leer un artículo que me interesó:
Sea usted mismo
Cuando se presenta un inicio de conflicto en la oficina no se puede encarar a la persona preguntándole: ¿Y eso cómo le hace sentir?
Nadie querría hablar con alguien que esté alardeando de sus pobres conocimientos en psicología humana, o al menos no hablarán con sinceridad.
Pero la idea es la correcta: se debe entender qué es lo que está sucediendo. Es claro que los sentimientos de las personas son el camino a elegir para la comprensión de una situación dada pero es necesario que esta información sea buscada con algo de estilo.
Es decir, no copie los diálogos de las películas; use sus propias palabras. De esta forma su interés se mostrará más sincero y las personas estarán más dispuestas a hablar con usted. Sea usted mismo y la comunicación fluirá.
¿Cuál es el problema?
¿Qué lleva a la gente a pelearse por cosas mínimas, detalles sin importancia? Todo el tiempo se ven peleas que duran días y extraen gritos y llantos de los contendientes pero se debe ser sabio para saber cuál es el problema real.
Es cierto que muchas veces esas pequeñas cosas pueden ser muy importantes para algunas personas, pero también es cierto que la mayoría de las veces el objeto de discusión no está a la vista sino que se esconde en lo profundo de las personas.
Muchas veces se llega a este punto: ¿por qué siempre él se sale con la suya? ¿por qué siempre soy yo el que tiene que ceder y sacrificar algo? Se sorprenderá cuántas veces la razón principal de una pelea es que alguien se está excediendo o alguien quiere poner un límite.
Mover el escritorio un poco más lejos de la ventana pude sonar algo estúpido pero a la hora de trazar una línea y decidir que no se va a ceder más territorio, ese escritorio puede convertirse en la trinchera de una gran batalla.
Un conflicto así siempre se resume en que alguien cree que otra persona quiere aprovecharse y llega el momento de poner límites. Parece un conflicto de niños.
Hacer que la gente hable
Ahora, ¿cómo se llega a las razones reales de los conflictos? Hacer que la gente hable. Hacerlo en grupo no siempre es una buena idea. Las personas tienden a moderarse y comportarse de forma diferente a como lo hacen en privado. Por eso es mejor ir uno por uno.
De esta forma es más fácil saber qué es lo que realmente le molesta. Los grupos también hacen que la gente se excite con sus propias palabras y terminen diciendo cosas que en realidad no sienten, cosas de las que después se arrepienten.
Una vez que logró hablar con cada una de las personas involucradas y haya descubierto cómo se sienten es posible reunirlos para extraer alguna conclusión. Trate de ser el moderador y no echar más leña al fuego.
Hacerlo uno mismo
Nada es más tentador que delegar responsabilidades. Si usted está en un cargo gerencial, los conflictos internos de sus trabajadores son su responsabilidad.
Al delegar pueden suceder dos cosas: un conflicto difícil de resolver que jamás se resuelve, un conflicto fácil de resolver que se resuelve por sí mismo.
En el primer caso el problema seguirá allí y empeorará porque con el tiempo los rozamientos serán mayores. En el segundo caso usted quedará en una mala posición porque será subestimado al no haberse hecho cargo de una situación sencilla.
Llegar hasta la raíz del asunto
Ningún esfuerzo tendrá sentido si usted no se compromete a llegar hasta el punto de construir una conclusión. No encare una situación de conflicto como si fuera algo pasajero en lo que entretenerse.
Algo así por lo general tiene raíces profundas que se remontan en el tiempo. Un conflicto representa algo que se ha estado gestando y que ahora aflora en una discusión.
Por eso es necesario excavar para llegar una conclusión con la que todos puedan vivir en paz. Si se lo toma a la ligera no sólo no habrá ayudado a la resolución sino que probablemente haya hecho que la situación empeore.
Además, debe tener en cuenta que no existe tierra más fértil para los conflictos que no haber llegado a ningún cierre y que todos en privado sigan hablando del tema.
Busque legitimidad
Los conflictos llegan cuando alguien no quiere aceptar algo que está ocurriendo a su alrededor. Es cierto que muchas veces el conflicto es con un colega pero también existen casos en los que el conflicto es con el ambiente de trabajo y sus reglas.
Si usted está en un puesto gerencial, asegúrese de que sus reglas son justas y no arbitrarias. Si alguien a su cargo se ha quejado largamente por algún asunto en particular, prométale que pensará al respecto.
Recuerde que usted también puede equivocarse. Pregunte por qué piensa que tal o cual política no es justa y si ha pensado en alternativas. Pregunte sobre los caminos que habría para seguir pero asegúrese que entienden que esto no significa su aceptación sino su consideración.
Hasta dónde
Las negociaciones son posibles y positivas pero cuando se llega a un punto en que las condiciones no son negociables debe mantenerse firme. No se comprometa a cambiar políticas que son para el bien a largo plazo de la organización.
Si ha considerado todo con detenimiento y ha llegado a la conclusión que algunas cosas deben permanecer iguales, explique cuáles son sus razones y no ceda. Esto se aplica a todo el espectro de las personas que trabajen en la organización.
Las reglas siempre serán odiadas por algunos, sin importar cuán justas sean. Intentar complacer a todos es algo imposible y que a la larga trae un conflicto mayor.
Sin favoritos
Claro que todos tenemos favoritos. Pero tener favoritos no significa que se los tratará de manera especial. Son favoritos, nada más. No permita que el favoritismo pese en su balanza. No está mal querer más a unas personas que a otras, lo que está mal es actuar de forma injusta.