
En toda relación existe una serie de sentimientos y fantasías que la sostienen. Cuando se produce una crisis, parte de esa ilusión se ve desmentida y el resultado es un sentimiento de pérdida. El dicho popular “busco mi media naranja” se encuentra muy alejado de estas reflexiones. ¿Cómo es esto? ¿Somos “la mitad» de una persona y andamos por la vida buscando la mitad que no tenemos? ¿No la tuvimos nunca? ¿La tuvimos y se nos perdió?
Muchas personas se comportan como si esperaran algo distinto: pretenden estar de acuerdo en todo y que no haya diferencias. Esto es, por supuesto, imposible, por decir lo menos. Todos aquellos que queremos estar en una relación con alguien tenemos que aprender a lidiar con nuestras diferencias.
Ahora, no me refiero a diferencias enormes tales como creencias religiosas, la manera en cómo educar a los hijos, etcétera, sino a aquellas que son menores como elegir algún tipo de películas, de música y comida; y aunque de entrada parezca algo menor muchas parejas tienen bastantes conflictos y peleas por estas diferencias, convirtiendo algo pequeño en un asunto de proporciones mayores.
Hombre y mujer piensan distinto y es normal, no pretendas que ambos en todo piensen igual o reaccionen igual, eso es como pensar que la luna es de queso, entonces lo que tienen que hacer es entender esas diferencias y aceptarlas, las ideas se exponen, no se imponen. El día de hoy te invito a que le digas a tu pareja lo mucho que la quieres, que la comprendes y luego le preguntes que puedes hacer por el o por ella. Con aprecio. Victor.