Hace poco estuve reunido en un famoso restaurant italiano de exquisita comida, lleno de gente, de prestigio y buen gusto en la decoración, sin embargo el servicio es malo, muy malo. La reunión fue parte de una celebración por el logro de ventas anuales en una distinguida tienda de ropa casual, soy fanático de la fotografía y no pierdo la oportunidad de dejar plasmado un recuerdo de mi paso por esta vida, a propósito esto me lo inculcó mi padre desde muy pequeño: «Si no dejas huellas de tu paso por esta vida..entonces a que viniste a ella».
Le pedí a uno de los camareros que por favor nos tomara una foto, y las respuesta me dejo atónito: «No puedo señor, estoy muy ocupado». Es entonces cuando me puse a meditar un momento en lo sucedido, no es el camarero el del problema, el problema va más allá, lo que pasa es que cuando tu empresa llega a crecer tanto y crees haber alcanzado el éxito, empiezas a descuidarte de detalles tan mínimos que parescan, pero a la vez tan valiosos, como la cantidad de dinero que ingresa a tu caja en ese día.
«Cuanto más éxito obtengas en tu empresa, más humilde y más atento con tus clientes debes de ser», en el momento en que dejes de cuidar los pequeños detalles, en ese preciso momento empezará tu caída al abismo, y créeme te costará volver a la cima.