La separación no debe afectar la relación padres-hijos.
Que el papá y la mamá hayan dejado de ser pareja conyugal no significa que no sean capaces de ser pareja parental.
Cada uno de los padres debe aceptar su responsabilidad en lo que sucedió a lo largo de la convivencia y dejar de preguntarse por qué se acabó la pareja; en cambio, tiene que preguntarse qué se puede aprender de la situación. Así es posible trascender y sacar a los hijos adelante.
La ausencia, la agresión, la indiferencia o la desatención de uno de los padres afecta a los niños, les produce dolor emocional, intranquilidad y confusión. De ahi la importancia de ser buenos padres y nunca romper la comunicación entre ellos. Con afecto. Victor.