Se dice que cuanto más joven eres más fácil te resulta retener la información y aprender. Eso explica por qué nos pasamos toda la infancia absorbiendo nuevos conocimientos. Pero, ¿lo hacemos correctamente? Quién no ha pasado por ese momento, justo unos días después de un examen para el que estudiaste una semana entera o incluso más, en el que te descubres a ti mismo diciendo: “no me acuerdo de nada”.
La principal carencia de la educación es su ineficacia a la hora de conseguir que los alumnos conserven lo que han aprendido o se les ha enseñado. ¿Por qué sucede esto? descubrimos que hay 3 características básicas que ha de interiorizar para adquirir su máxima capacidad de aprendizaje: la concentración, el desafío y el compromiso, requisitos que pueden obtenerse a través de los juegos. A partir de aquí, queremos averiguar cómo ayudan los juegos en el aprendizaje.
Cuando jugamos nos auto gestionamos y nos valemos por nosotros mismos
Otro factor sobre cómo ayudan los juegos en el aprendizaje lo encontramos en la autosuficiencia; la motivación aumenta cuando sientes el poder de auto gestionarte y valerse por sí mismos. No hay nadie que te diga explícitamente qué hacer o cómo hacerlo, eres tú el que busca el modo de solucionar los problemas, sabiendo únicamente que en un caso desesperado podrás obtener alguna miga de pan. Esa dinámica hace que te sientas competente, una de las habilidades determinantes para sentirte capaz de realizar cualquier reto y ponerte objetivos nuevos.