Cuando Dios habla, la gente no escucha. Si deseas conocer a Dios, comienza a buscarlo en tu corazón. Cada vez que me siento mal digo esta oración a mi Padre y hoy la comparto contigo:
«Padre, soy yo, tu hijito. Por favor, Padre, ayudame. Estoy confundido, herido, doblegado, tengo miedo. No sé, no entiendo. Intento conducir mi vida, pero no está funcionando. En mi corazón y en mi vida cotidiana, falta algo. Sé que eres tú, pero no sé hablarte, no sé dónde estás. Por favor Padre, escucha mi voz. Por favor, ayúdame».
Y para Dios está plegaria es el sonido más hermoso de todos.
Conversa con él y verás grandes cambios en tu vida.