
Vivimos tiempo muy plásticos, donde el ego impera por doquier y la maldad reina de cada rincón del planeta, dejando atrás lo más noble que puede albergar y predicar el ser humano: el amor en toda la dimensión de la palabra. Pero vayamos por el comienzo antes de sumergirnos en la profundidad del tema en si.
Hace muchos siglos atrás Aristóteles y otros filósofos de la antigua Grecia, enunciaron esta conducta del ser humano como una filosofía que tiene que ver con la búsqueda de vivir una vida moral. Esta perspectiva privilegia el carácter moral de las personas, y dicta que adquirimos la virtud a través de la práctica. Ahora bien, esta conducta esta basada en la experiencia pero surge del aprendizaje del «ensayo-error», que es cuando uno toma conciencia de que cada actitud conlleva a una reacción y por ende se forma el carácter de todo individuo.
La ética es la rama de la filosofía que estudia la conducta humana, lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo, la moral, el buen vivir, la virtud, la felicidad y el deber. Como bien sabemos nuestro mundo moderno cada vez nos va llevando a tomar decisiones que dejan en el aire la ética por la corrupción. Hablar de la ética de la virtud por lo tanto es vivir y actuar de acuerdo a lo correcto que sea honorable para la raza humana. En este punto debemos analizar la contraparte de la ética de la virtud, la «hipocresía» que viene a ser una suerte de burla y falta de respeto a otro ser humano al fingir honrar su presencia por esperar su ausencia para mancillar su honra, propio de cobardes y mediocres que se esconden en la oscuridad cual murciélagos en su cueva.
Entonces, ¿es posible cultivar la ética de la virtud en estos tiempos? Pues la respuesta va estar basada en la medida de cuanto has aprendido a través de tu propia experiencia que el obrar mal acaba por pagarte una alta factura en tu propia alma, haciendo de tu conciencia una constante voz interior que la llevarás hasta el final de tus días en este plano. Veamos más a detalle lo expuesto, desde que eras un niño creciste con la percepción que el comportamiento de tus padres o de las personas en tu entorno era el correcto, hasta que fuiste creciendo y conociendo otros tipos de actitud o comportamientos lo que dio lugar a la creación de tu moral (basada en determinaciones propias), ahora bien debemos señalar que dicha moral que es el comportamiento humano en cuanto al bien y el mal, es subjetivo para cada ser humano. De ahí lo complicado en poder demostrar que es bueno o malo para cada ser, ya que todos no hemos tenido las mismas experiencias desde pequeños debido a distintos factores socio culturales y económicos.
Para lograr cultivar una ética de la virtud en estos tiempos modernos debemos ser conscientes que debemos trabajar en nuestro yo interior, logrando ser mejores seres humanos que el día de ayer y para esto como todo en la vida; la práctica es fundamental. Ya sabemos que dicha práctica conlleva a errores en nuestro accionar y que a la larga nos sirve para reflexionar en nuestros actos hacia el prójimo. Cabe en estos momentos mencionar una oración practicada por San Francisco de Asís y que si la llevas a cabo estoy seguro sin lugar a dudas que iras por el buen camino de la ética de la virtud:
Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.
Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.
Porque es:
Dando , que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.
